Todo estaba
destruido. La era en la que la humanidad reinaba sobre la tierra habia
finalizado. Ahora solo quedaban los restos del recuerdo, y, entre ellos, las
únicas fuerzas que resistían el peso del ahora. Como muy antaño, cuando todavía
no existian los poderes fácticos y politicos, la ley del mas fuerte primaba
sobre todas las cosas. En este caso, eran dos las organizaciones humanas que
luchaban por retomar el poder del mundo abrasado por el caos. Una de ellas
estaba liderada por Al-X, quién habia dedicado sus esfuerzos vitales a
construir una polis amurallada y revivir el espíritu de la humanidad. Al-X era
realmente admirado por esta ciudad postapocaliptica que se estaba formando poco
a poco gracias a sus acciones.
Entre las costumbres del lider de la resistencia, pasear por las calles de la ciudad era una de sus favoritas. Podía contemplar como a pesar de todo, aun habia esperanza. Desafortunadamente, un día se topó con un grupo de hombres acosando a una muchacha. No obstante, y sin pensarlo dos veces, realizó una intervención en la que consiguió expulsar a los acosadores y liberar a la chica. Ésta, eternamente agradecida, obsequió a Al-X con un pequeño regalo carnal.
Entre las costumbres del lider de la resistencia, pasear por las calles de la ciudad era una de sus favoritas. Podía contemplar como a pesar de todo, aun habia esperanza. Desafortunadamente, un día se topó con un grupo de hombres acosando a una muchacha. No obstante, y sin pensarlo dos veces, realizó una intervención en la que consiguió expulsar a los acosadores y liberar a la chica. Ésta, eternamente agradecida, obsequió a Al-X con un pequeño regalo carnal.
Lo cierto es
que la vida en esta ciudad no era nada sencilla. Había que resurgir de entre
las cenizas y todos los ciudadanos actuaban en consecuencia. Entre los pequeños
comercios que habían resurgido, Al-X acudió a un centro de estética y
dulcificación invitado por sus empleados. Estos lugares se mostraban como
pequeños lugares de relajación, donde los trabajadores realizaban cortes de
cabello junto con tratamientos de salud y comercializaban con golosinas para
amenizar la situción en la que vivían. Una especie de centro de desintoxicación
de la realidad.
- ¡Pase Al-X!
Usted es gratamente recibido en nuestro humilde servicio. Verás, estamos trabajando en una nuesva
mascarilla que elimina las impurezas faciales, resultado de la terrible
contaminación que estamos respirando cada día.
Le invito a que pruebe con nosotros una aplicación, quedará encantado.
- Oh, de
acuerdo, muchas gracias - contestó Al-X impresionado por la amabilidad y
ofrenda del local -.
El empleado
colocó la mascarilla sobre la tez de Al-X y le pidió que esperara unos minutos
con los ojos cerrados que hiciera efecto. En ese instante, entró por la puerta
uno de los hombres que combatió en la calle. Pero esta vez, traía un bate de
baseball. Al-X, al tener los ojos cerrados, no pudo reaccionar ante el ataque
del individuo y este le propició un fuerte golpe en la cabeza y lo precipitó al
suelo. Inmediatamente, sucedió algo inverosimil. Se produjo un desdoblamiento
del ente espiritu-corporal de Al-X, lo que le permitió contemplar la situación desde una
perspectiva externa.
La gente que se
encontraba en el local empezó a inquietarse y preguntarse qué estaba
ocurriendo. En menos de unos pocos segundos, ya se había formado un corro de
personales vitoreantes alrededor de los dos. Al-X no tardó nada en volver a su
cuerpo y levantar los restos de mascarilla que le impedían reaccionar. En
cuanto lo hizo, respondió al ataque estrepitosamente. Lo apalizó y humilló
delante de todos, arrojando el bate al suelo. El suplicó por su vida, y Al- X le perdonó, dejándole escapar.
-
¡No vuelvas por aquí, maldito!
En ese momento,
un estruendo se escuchó en toda la ciudad. Era el sonido de bombas y objetos
cayendo del cielo. Al-X contempló como caían enormes bolas de fuego sobre las
murallas que provenían de unas catapultas cabalgadas por la infantería de la
otra organización, que pretendían hacerse con la ciudad y controlar el poder
postapocaliptico de todo el terreno.
Estaban
destruyéndolo todo. Al-X reunió a todos los milicias de la ciudad para intentar
frenar la ofensiva, pero, contra todo pronóstico, el adversario consiguió
atravesar la muralla y adentrarse en la ciudad conquistando terreno.
- ¡RETIRADA,
HE DICHO RETIRADA! - gritó acalorado Al-X a todo el equipo mientras agitaba las
manos en señal de retroceso inminente.
A este ritmo, se
hacía imposible ganar esta batalla. Desgraciadamente, habían sido vencidos.
Sueño robado /Ale/